Iassana Scariot
Nosotras, mujeres, podemos o no tener hijos e hijas. Podemos. No debemos. Es una elección. A las mujeres que se acercan a los 30 o 35 años se les hace la siguiente pregunta: "¿Cuándo tendrás hijos?" La presión social para tener hijos es muy grande, pero el deseo de maternidad no es de todas las mujeres. Según un estudio de Bayer, con apoyo de la Federación Brasileña de Ginecología y Think about Needs in Contraception (TANCO), en Brasil, el índice de mujeres que no quieren tener hijos alcanza aproximadamente el 40%, y en el mundo, alcanza el 72%.
Nuestra sociedad sitúa históricamente a la maternidad como un ideal de lo femenino. Como si la maternidad fuera la forma más natural de vida (y cuerpo) de una mujer. La idealización de la maternidad y la falsa idea de que una mujer solo puede completarse con un hijo son presiones sociales sobre la mujer, muy fuertes y arraigadas, y que pueden traer numerosos malestares a las mujeres y madres que se sienten diferente. ¿Por qué la no maternidad todavía se ve hoy como una desviación del camino de la vida? ¿Algo fuera de curso? ¿Como egoísmo, frialdad, mal agradecimiento con la vida?
El “instinto maternal” o el “amor maternal” no siempre ha existido en la historia de la civilización occidental. En el siglo XVI en Europa, era común que las mujeres delegaran a matrona para alimentar y cuidar a los recién nacidos. La elección de la matrona era una tarea muy importante porque se creía que los rasgos de carácter se transmitían a través de la leche. En la Edad Media, los hijos ilegítimos formaban parte de la familia. La noción de estructura familiar ha cambiado a lo largo de los siglos y es en la Reforma protestante y la contrarreforma católica donde la castidad se convierte en una exigencia, lo que lleva a las mujeres a recurrir a prácticas como el aborto, el abandono y el infanticidio (Maldonado, 2013).
El papel de la madre mujer como quien nutre, protege y crea tiene un lugar significativo desde el siglo XIX. Es en este mismo momento cuando el rol de la madre se vincula con la identidad femenina, donde la mujer queda relegada al dominio interno, doméstico, y el hombre gana el dominio externo a través de cambios culturales y económicos.
A lo largo de la historia se produjeron ciertos modos y modelos de la fórmula mujer = madre. Las representaciones de lo que significa ser madre están implicadas en diversos discursos y prácticas culturales, y en la gran mayoría de ellos adquieren un estatus real y se naturalizan.
La psicoanalista Maria Rita Kehl comenta que en la época de Freud no había opciones para una "evolución posterior" de la mujer en el campo social. Si, por un lado, la maternidad debía alcanzar la plenitud femenina, por otro lado, nada más se requería de la mujer que se convirtió en madre, además del cuidado y la dedicación a sus hijos. La maternidad y el matrimonio significarían una especie de punto de llegada para la mujer, del que no se esperaba nada más de ella. Aún para la autora, hoy las mujeres están en búsqueda de su propio discurso. Destaca la importancia de separar a las mujeres de los "ideales de feminidad" del siglo XIX, reconociendo el campo de identificación de posibilidades que constituyen la diversidad de "opciones de destino" de las mujeres como sujetos, además de la pareja matrimonio / maternidad, reconociendo los recursos fálicos de las mujeres de hoy como expansiones de los límites del yo y modalidades de satisfacción pulsional al alcance de cualquier sujeto.
Nuevas representaciones del ser mujer, nuevos discursos de feminidad se asocian a la búsqueda de autonomía e independencia. La fijación de un rol único para la mujer, una especie de identidad femenina caracterizada solo por la maternidad, está en declive con la influencia de factores como: la creciente presencia de la mujer en el mercado laboral, la difusión y uso de prácticas anticonceptivas, el aplazamiento de la maternidad o incluso la opción por no maternidad. Esto corrobora los nuevos significados que dan sentido a las experiencias de las mujeres, pero es importante pensar que estos discursos sociales sobre el amor maternal ligados a cuestiones biológicas e instintivas aún existen.
Toda elección trae consigo ambivalencia, exigencias y consecuencias para el sujeto, aunque el sujeto es libre de elegir. Pensando, entonces, en la idealización y romantización de la maternidad: ¿Toda madre que es madre ha tenido esta elección o ha seguido el barco “de lo que se esperaba de ella”? Según la Asociación Británica Gateway Women, organizadora del movimiento NoMo, es decir, Not Mothers señala que la sociedad aún no le agrada esta decisión, y sin embargo, no las respeta llamándolas “desalmadas”, “egoístas” o “ingratas”.
De esta forma, podemos pensar que la no maternidad por elección puede significar la preferencia por establecer vínculos más fluidos, mayor libertad y posibilidades de participación en otros escenarios sociales. La reflexión sobre los otros modos de subjetivación de la mujer, no solo a través de la maternidad, revela aún más que las identidades son inconclusas, incompletas, siempre en proceso de construcción. Es en esta trama de nuevos significados para ser mujer donde se construyen nuevas subjetivaciones femeninas, nuevas identidades femeninas, coexistiendo con mujer = madre.
Bibliografia:
Kehl, M. R. (2008). Deslocamentos do feminino (2ª ed.). Rio de Janeiro: Imago.
Maldonado, M.T.. (2013). Psicologia da Gravidez. Jaguatirica Digital.
Patias, N. D. & Buaes, C. S. (2012). "Tem que ser uma escolha da mulher"! representações de maternidade em mulheres não-mães por opção. Psicologia & Sociedade, 24(2), pg. 300-306. https://doi.org/10.1590/S0102-71822012000200007
Woodward, K. (2000). Identidade e diferença: uma introdução teórica e conceitual. In T. T. Silva, S. Hall, & K. Woodward, Identidade e diferença: a perspectiva dos estudos culturais (p. 7 – 72). Petrópolis, RJ: Vozes.
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